martes, 3 de abril de 2012

UN DÍA LA SALSA LLEGÓ A CALI PARA QUEDARSE


Reseña 1




Rafael Quintero en un artículo escrito para la revista anaconda, describe la salsa como un fenómeno musical que llega a Cali en los años cuarenta, proveniente de Cuba y Nueva york, teniendo una rápida y prospera adopción por parte de la comunidad caleña, desarrollándose y acentuándose poco a poco en la ciudad, hasta convertirse en un icono cultural de Cali, que llega a ser reconocida como “capital mundial de la salsa”. Rafael Quintero es un ensayista, crítico y guionista de cine, directivo del SENA, impulsador de la cultura popular en la ciudad y director artístico de la feria de Cali. Quintero afirma que la salsa constituye un factor de gran trascendencia en la construcción de Cali como un centro urbano y en el desarrollo cultural de la misma. La salsa llegó a Cali generando el surgimiento de bailarines, orquestas y coleccionistas, lo cual marcó la diferencia con las expresiones musicales en furor de otras ciudades y países, que en esa época se basaban principalmente en el Rock n roll y en el Jazz. La salsa constituyó una importante evolución cultural para Cali y la generación de uno de los más importantes productos de exportación de la ciudad, naciendo así la industria de la salsa en Cali.

La salsa llegó a Cali en los años cuarenta, a través de la radio en onda corta, la cual proveía acceso masivo a la música cubana, que se transmitía en ciertas emisoras, a los caleños. Además con los musicales del cine mexicano, los caleños empezaron a apreciar grandes orquestas y bailarines, que llamaban la atención por sus movimientos rápidos y sincronizados, y la música caribeña llegaba por el ferrocarril desde Buenaventura hasta los barrios Obrero y Sucre, lo cual hizo nacer poco a poco en sus habitantes la pasión por el baile y la música salsa, hasta convertirse en centros de diversión popular urbana. Entre los 50 y 70 Cali tiene un crecimiento demográfico importante; surgen masivamente grilles, bailaderos y discotecas, acentuándose la rumba salsera y otras expresiones culturales que manifestaban que la salsa se convertía en un fenómeno de ciudad. En 1968 con la Caseta Panamericana, con la presentación de Richie Ray y Bobby Cruz se marcó el momento en que la juventud legitima el establecimiento de la salsa como música adoptada por el pueblo caleño. “Cali no vivió las décadas de los años sesenta y setenta con el rock […], los jóvenes caleños integraron toda  la rebeldía y el rompimiento de los viejos valores al frenesí de la rumba […]”. Las juventudes de todas las clases sociales asistieron masivamente a este evento de la Feria de Cali expresando veneración por la salsa ante todo el país, ratificando así la identidad salsera que había adquirido Cali.
De la salsa se han derivado muchos productos culturales en Cali. Este género musical ha generado e inspirado obras literarias, academias y escuelas de baile, ballet, cabaret, etc.; numerosos documentales; en el formato cine y T.V, cortometrajes, largometrajes y series; obras de pintores, composiciones sinfónicas, orquestas musicales y coleccionistas; Todo esto constituye un patrimonio cultural de Cali fundamentado en la salsa. También se ha desarrollado toda una industria de la salsa ya que Cali tiene más de 400 grilles, y salsotecas así como prestigiosas fabricas de instrumentos de percusión.

La salsa representa para Cali un fenómeno importante de desarrollo de cultura, ciudad y comercio. Esta reseña contribuye al proyecto de investigación brindando datos sobre la época en la que llego la salsa a Cali y como a través de la juventud y de los barrios se fue generando la pasión caleña por el baile y la música salsa.




Quintero, Rafael; Una Cultura: La salsa en Cali, Revista Anaconda N#60, Colombia, p.53-60

2 comentarios:

  1. Buena historia se las recomiendo saque un 5.0 en mi tarea y aprendí más

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  2. El creador de la salsa es el maestro legendario Jhony Pacheco, nacido en el barrio los Pepines de Santiago de los caballeros de la República Dominicana y radicado en la ciudad de New York desde los años 50. Gracias, arq. Franck Ovalles N.

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